Carta de bienvenida
Querido compañero, querida compañera.
Soy la Doctora Alba Sánchez, cirujana, profesora y coach experta en PNL.
Quiero darte la bienvenida a este audioblog donde compartiré aspectos relevantes para tu carrera profesional que tengan que ver con la mejora continua y el rendimiento clínico que están englobados dentro del paradigma de la educación permanente. Estoy segura de que ya observaste que la verdadera carrera empieza cuando finalizas los estudios y tienes que lidiar con lo que sabes, tanto si lo dominas como si no. Y también tienes que lidiar contigo mismo/a. Con tus pensamientos, con tus resultados, con tus dudas y tus convicciones, y también con tus miedos.
Así, el contenido de este blog estará especialmente enfocado a la autoconsciencia y la reflexión, a las habilidades interpersonales y a otros aspectos clave de la inteligencia emocional y el autoliderazgo.
Tener una formación de calidad es un requisito indispensable para ser profesionales competentes, para mejorar nuestras habilidades técnicas y adquirir nuevos conocimientos. Con ello, podemos ofrecer un servicio actualizado y de calidad para nuestros pacientes. Implícitamente a nuestro trabajo, necesitamos establecer vínculos saludables con los pacientes y los compañeros para así poner al servicio todas nuestras capacidades técnicas.
Te invito a que te (pre)ocupes de disfrutar de los procesos, de todo el recorrido que ya has iniciado para conducirte hacia donde realmente quieres. Entonces, llegarán los logros.
Me gustaría contarte parte de mi historia personal, ya que es probable que puedas haber sentido lo mismo que yo en algún momento.
Estudié Odontología por pura vocación pero empecé a disfrutar de un modo distinto cuando encontré mi pasión por la Cirugía en 3º de carrera. Desde ese momento ―y los que han compartido esos años conmigo seguro que lo recuerdan― ya supe que quería especializarme en cirugía bucal e implantología. Aun así, el CV explica los logros pero no exactamente los procesos.
En todo este camino, hubo momentos de miedo, de no dar la talla, de tener que hacer y estudiar más de lo que mi cabeza podía soportar, pero sobre todo, pasión. Encontré a personas, grandes maestros, que me inspiraron desde el primer minuto y, gracias a ellos –aunque algunos no sean del todo conscientes- yo me reflejé en el espejo de en quién me quería convertir. Mentiría si dijera que no pedí ayuda durante ese tiempo. Mi familia y mis vínculos cercanos se convirtieron en mis confidentes, en aquellos en quien podía volcar mis temores y también con quienes pude celebrar mis logros.
¿Nunca te ha temblado la mano al administrar anestesia? ¿Y al accionar el motor quirúrgico? ¿Cuántas endodoncias o cuantos implantes has tenido que colocar para sentirte seguro/a? ¿Alguna vez te has puesto nervioso/a al valorar la dificultad técnica del tratamiento? ¿Te ha pasado que, después de un tratamiento que no ha salido como esperabas, te has ido a casa pensando continuamente en cómo lo podías haber resuelto? ¿Has contado los minutos hasta el momento de llamar a tu paciente para saber si tiene una lesión nerviosa después de una cirugía?
Lo cierto es que el listado de preguntas retóricas podría ser infinito. Pero prefiero parar aquí para decirte que te entiendo, que yo también estuve ahí y que aún me queda mucho por aprender.
Una de mis metas personales es asegurarme de que mi carrera profesional es sostenible. Si tengo que cuidar, tengo que cuidarme primero. Si quiero ser un lugar seguro, debo trabajar para construir mi propia seguridad.
―Doctora, confío en ti― me dicen algunos pacientes.
―Yo también confío en mi― les respondo con un guiño.
Aunque parezca una broma, ¡lo digo en serio!
Los profesionales de salud y, específicamente los odontólogos, tenemos una profesión que requiere un alto nivel de excelencia y pulcritud. Las repercusiones de una toma de decisiones incorrecta y los eventos adversos derivados de tratamientos pueden impactar gravemente en la calidad de vida de las personas. Ello se refleja en los elevados niveles de estrés ocupacional y «burnout» que se observa en la literatura científica.
Si te has leído en alguna línea, te diré que no estás solo/a y que todo se entrena. Sí, las habilidades interpersonales o la gestión del estrés y los conflictos, también.
Gracias por leerme,
Un cálido abrazo.